LA EDUCACIÓN VIVA
La educación viva es una propuesta pedagógica que tiene como objetivo acompañar el crecimiento de los niños y jóvenes para que éstos desarrollen de manera integral y equilibrada todas sus dimensiones humanas: cognitivas, emocionales, relacionales, físicas, etc.
Entendemos que el acto educativo tiene lugar a través de las relaciones (con los otros, con uno mismo, con materiales concretos, etc.), en entornos relajados, en el que el niño se siente protegido, vinculado y querido.
Creemos que el aprendizaje significativo es el resultado de experiencias vivenciales, con materiales manipulativos en ambientes preparados que facilitan la exploración y la actividad autónoma.
Pensamos que cada niño es diferente y único, y que el acto educativo debe respetar los intereses y ritmos de cada persona, ya la vez facilitar que todos los niños y niñas alcancen unas competencias culturales básicas.
Sentimos que los espacios educativos deben favorecer el desarrollo emocional y las habilidades sociales de los niños desde el no juicio y la no imposición de valores o estructuras de pensamiento.
Entendemos que la familia es la máxima responsable de la educación de los hijos y que hay pues que favorecer su participación y corresponsabilidad de múltiples maneras en los espacios educativos.
Sostenemos que para poder acompañar las necesidades de los niños, desde la proximidad y el respeto a los procesos individuales, es necesario que la ratio de número de niños por educador sea la adecuada.
En definitiva, creemos necesario que los espacios educativos del siglo XXI ofrezcan entornos educativos que favorezcan el desarrollo de personas capaces de aprender por sí mismas y encontrar soluciones innovadoras en un mundo complejo y cambiante; personas sensibles y responsables ante las necesidades sociales y medioambientales; personas capaces de gestionar con madurez sus emociones y encontrar soluciones inclusivas a los conflictos; personas con una autoestima sana y, en definitiva, conectadas a su esencia vital.